Antes y durante el xix, las preguntas relacionadas con la herencia, es decir, con la transmisión de los caracteres de padres a hijos, eran un asunto de ganaderos y agricultores.
A mediados de ese siglo, el naturalista Johann Mendel decidió buscarles respuesta mientras ejercía su vida como monje.
Durante su vida en el convento, el se dedicó a estudiar los cruces de las especies entre diferentes variedades de las mismas, observando cómo eran los descendientes de dichos cruces. Para ello, tuvo que encontrar una especie adecuada, cuyos caracteres tuvieran alternativas bien diferencias, y que podían observarse sin dificultad en la herencia.
Encontró esta especie en el guisante: (Pisum sativum)
Esta planta además, se puede autofecundar, pero también, permite la fecundación cruzada, pudiendo incluso, forzarse.
Con todo esta experimentación quería llegar a responder lo siguiente:
¿Es la herencia de los caracteres el resultado del azar o existen algunos principios básicos que la rigen? ¿Se mezclan y diluyen en los descendientes los caracteres heredados de los padres o se mantienen intactos?
Para ello, siempre seguría la siguiente metodología:
1. Obtener individuos de razas puras que se distinguieran en 1 o varios caracteres.
2. Cruzar dichas razas puras, y observar qué caracteres de los padres son los que aparecen. A partir de ahora, llamaremos a las razas puras que se cruzan PARENTALES ( P), y a sus descendientes híbridos , la primera generación filial (F1).
3. Cruzar o autofecundar la F1 para estudiar qué carácteres se obtienen en la segunda generación filial (F2)
COMIENZO DE LOS EXPERIMENTOS
1. Cruce de razas puras
Al principio de sus experimentos, Mendel, cruzó variedades puras en las que solo diferían en un carácter, para ver qué resultado aparecía en la generación F1. Para ello, hizo una fecundación cruzada artificial, y en todos los casos, obtenía los mismos resultados: la descendencia era uniforme. Es decir, en todos los híbridos de la descendencia, siempre aparecía uno de los caracteres de los parentales, el otro no se manifestaba.
Esto ocurría para todos los caracteres, por lo que empezó a llamar al carácter que siempre aparecía, caracter dominante, y al que no aparecía, carácter recesivo.
2. Autofecundación de los híbridos.
En los siguientes experimentos, Mendel, autofecundó a la F1 procedentes de razas puras para un mismo carácter y variedades diferentes (amarillo y verde por ejemplo). Los resultados de la F2 siempre eran los mismo y no eran uniformes: de cada cuatro semillas, tres tenían el carácter dominante (amarillo) y una tenía el carácter recesivo (verde), y esto pasaba para todos los caracteres, seguían teniendo la proporción 3:1.
Mendel para explicarlo, dijo que existía en el interior de la especie un factor interno que era el responsable de los caracteres expresados en la planta
¿Y si se estudian más de dos caracteres a la vez?
Mendel quiso comprobar si las leyes que regían en un carácter, también se cumplían para dos o más de ellos. Para ello, siguió haciendo el mismo tipo de experimentos pero basándose en dos caracteres en vez de en uno, por ejemplo color y forma de la semilla
3. Cruce de dos razas puras para dos caracteres.
Tomó dos especies de dos variedades diferentes para dos caracteres, plantas con guisantes verdes y rugosos, y otras con guisantes amarillos y lisos. Los resultados siempre fueron los mimos: la F1 siempre era lisa y amarilla, es decir, se expresaba de nuevo solo el carácter dominante
4. Autofecundación de los híbridos.
Una vez más, cruzó los híbridos obtenidos, F1, y en este caso los resultados era los mismos en la F2: se obtuvieron todos los tipos de semillas posibles, amarillas y lisas, amarillas y rugosas, verdes y lisas, y verdes y rugosas, y siempre en la proporción 9:3:3:1
Con esta experiencia demostraba que los caracteres se transmitían con independencia unos de otros, es decir, el carácter color lo hace de forma independiente al carácter aspecto, y además lo hacían siguiendo unas leyes de proporción continuas.
Hoy en día se sabe que el proceso es mucho más complejo, pero la suerte de utilizar estas plantas, facilitó el estudio de la herencia.
Ej. 2 y 3 pág. 47
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